martes, 16 de septiembre de 2014






Los inviernos



Jimena Repetto




Si estiro el brazo, puedo tocarte la nariz. O un ojo. Puedo meterte la mano en la boca y atraparte la lengua. Pero me quedo quieta en el medio de la plaza, junto a la fuente. Me pedís que me quede quieta y te hago caso. Me pedís que sonría y te hago caso. Estamos vos y yo y ya no hace calor. Está todo puro invierno, con los árboles amarillos. En el invierno algunos animales se esconden para dormir una siesta larga. Los osos y las tortugas. Las tortugas tienen una caparazón y viven más de cien años. Vos decís que saben muchas cosas las tortugas porque viven mucho, pero yo no creo. La tortuga que me regalaste está todo el día en el balcón y no sabe nada. Está bien. Me quedo quieta. Me quedo más quieta de lo que puedo. No respiro, no muevo el pie, no giro la cabeza. Me quedo quieta toda. Yo también invierno como las tortugas y los osos. Cuando deje de invernar así toda dura, quiero que me prestes la cámara. Un ratito nada más, para poder sacarle una foto a la tortuga que está así de grande, como mi pie. También quiero sacarle una foto a la planta de palta. Parece una palmera chiquita. Yo sé que se rompe la cámara porque es importada, pero la voy a cuidar. La voy a usar nada más que para la tortuga y la palta. Las fotos te las dejo en el rollo y vos vas a la casa de fotos y me hacés una copia para mí. Así le muestro a la tortuga cómo se ve y me acuerdo de la planta de palta de chiquita porque un día va a ser un árbol. Está bien, me corro el pelo de la cara, pero hay viento, ¿qué querés? El viento mueve las cosas. Mueve las hojas, mueve a las hormigas, me mueve el pelo. El viento también mueve los aviones, ¿no, papá? Los mueve y hacen que vuelen muy alto. Cruzan el mar y del otro lado están los otros países donde hay gente que habla otros idiomas y hay nieve y viven los elefantes. ¿No es cierto? Yo quiero que un día me lleves a esos países. Yo sé que llevás mis fotos. Eso me pone contenta porque es como viajar sin moverse nada. Me quedo quieta, quieta y me quedo en la foto. Y la foto va con vos a todos lados. Yo quiero ser azafata. Como las azafatas que vuelan en tu avión y te dicen que soy hermosa. Quiero ser azafata y cruzar el mar inmenso. Cuando acá es invierno, allá es verano. Cuando acá es otoño, allá es primavera. ¿Ves?, estas cosas no las sabe mi tortuga porque no habla y nunca salió del balcón. Yo sí las sé, mamá también las sabe. Ahora cuando termines de dejarme quieta, te voy a sacar una foto yo a vos. Para cuando sea azafata y les muestre a otros pilotos que vos sos mi papá y un día me regalaste una tortuga porque los perros son muy grandes y en un balcón no caben. Te voy a pedir que te quedes quieto, muy muy quieto para que la foto no salga toda movida. Vos siempre te estás moviendo. Hoy estás acá y mañana estás en otro lado, arriba del avión. Te movés muy rápido, como el viento a veces. A mí me gustaría que inviernes como la tortuga. Que inviernes en casa y te quedes un rato bien largo. Yo puedo ir a trabajar por vos, si querés. Me subo al avión. Voy con tu foto y sirvo jugo de naranja. Voy y uso una pollera azul y un gorrito y zapatos de taco como los que lleva mamá al trabajo. Camino por el pasillo largo de los aviones y le pido a la gente que se abroche los cinturones, que no baje la bandejita de los asientos. Les señalo a todos la salida de emergencia y les muestro las bolsitas por si se marean el estómago. Les explico eso que vos me contaste de la presión del aire que te hace doler los oídos. Eso tampoco lo sabe mi tortuga. ¿Las tortugas tiene oídos, papá? ¿Cuándo termines con la foto, me empujás en las hamacas? Estoy cansada, el flash me pica los ojos. A las plazas se viene para jugar, no para sacarse fotos. Hay ciento quince chicos jugando y solamente yo estoy toda aburrida. Además se está haciendo tarde y vamos a tener que volver a casa y vos vas a volver a armar tu valija y yo voy a tener que hacer la tarea para mañana y bañarme y comer e ir a dormir porque mamá se enoja. Se está haciendo tan tarde que no voy a tener tiempo de las hamacas ni de la calesita, si seguís con esta pavada de las fotos. No sé para qué me trajiste. Mamá me trae mucho mejor y me compra pochochos y me deja subir al tobogán alto y no me pide que me quede toda quieta porque me va a extrañar. Si me vas a extrañar, quedate en casa. Quedate y te muestro la tortuga que invierna. Quedate por lo menos hasta que vuelva el verano. Si te quedás, voy a hacer toda la tarea y la maestra no se va a enojar porque dice que tengo la cabeza en cualquier lado. Es una estúpida que no entiende lo feo que es que te invierne la tortuga y no saque la cabeza para jugar. Lo feo que es que tu papá viaje a un país y a otro país y a otro país y no esté en ningún lado todo el tiempo. Lo feo que es viajar en la billetera y estar el invierno aburrida en el departamento chiquito que no entra un perro y mamá dice que vos no estás nunca y no hay plata ni para pintarlo. ¿De verdad me decís eso de que un día no vas a viajar más? Basta, me cansé de estas fotos estúpidas. Me cansé de reírme sin ganas. Terminala con la cámara. Si querés verme, mirame. Vení a casa y me ves todos los días como me ve mamá, como me ve la maestra y la tortuga. Ya está el cielo con una estrella y no me importa si salgo toda borroneada. Cuando no estás, yo también me acuerdo de vos borroneado. No sé si tenés la nariz larga, o si tenés picudo el bigote, no sé si estás que te reís o tenés así la frente como enojada. Así que mejor así. Me muevo toda y la foto no te sale nada. Tengo frío y la plaza se está quedando sola. Ya no se escucha la música de la calesita. Con mamá me saco la sortija, con vos nada. Ni una vuelta. Pura foto. Prefiero volver a casa ahora. No, no quiero helado ¿no te das cuenta que hace frío y me va a hacer doler la garganta? No me importa lo que me decís. Ahora no me quiero subir al tobogán y no quiero armar un castillo con la arena. Tampoco. Tampoco quiero ir a comer pizza o ir a tomar una coca cola o una muñeca nueva. No me compres más regalos. Llevame a casa que extraño a mi tortuga que invierna. ¿Qué te importa? No me insistas. Bueno, está bien: Lufthansa se llama. Sí, como tus aviones. Pero por lo menos se queda quieta. Sacale vos fotos a la tortuga y llevala en la billetera. Ella se queda quietita. ¿Ves? Ahí hay otra estrella más. No, no quiero que me prestes la cámara. Ahora corro rápido. Rápido como los aviones antes de despegar. No me alcanza la tortuga. No me alcanza el viento. Cuando me quieras encontrar, voy a estar tan lejos como en ningún lado.